Pareciera que Adrián Ferrero, un lector agudo e incisivo, optó por ser cauteloso. En su nutrida introducción comenzó sometiendo el término “desplazamientos” a las entradas del María Moliner; sin embargo, rápidamente, a partir de considerandos de Sylvia Molloy y Mariano Siskind en Poéticas de la distancia. Adentro y afuera de la literatura argentina (2006), lanzó sus propios interrogantes para armar una versión privilegiada de poéticas argentinas de los siglos XX y XXI.
La empresa acometida por Ferrero es riesgosa: la elección de los antologados debía cubrir varias generaciones, incluir a quienes permanecieron en el país durante la dictadura y a quienes se vieron obligados a salir del país u optaron por exiliarse; autores migrantes, expatriados, habitantes de las orillas, residentes fuera de lugar junto a otros que jamás cuestionaron estar en su propia piel. Emplazados y desplazados; retornados, descentrados y resistentes. Y a todo ello sumó un requisito, digamos, federal: esta antología ofrece un conjunto de textos literarios que, si bien privilegia a los platenses, incluye autores de varias provincias y de la Ciudad de Buenos Aires, así como algunos que decidieron permanecer en Europa.
(de la presentación de Saúl Sosnowski)