El tema de la muerte dominó la Baja Edad Media en multiples expresiones discursivas y estéticas que lo abordaron desde la preceptiva religiosa hasta la sátira y la crítica social. A partir del siglo XIV el mensaje cristiano de resignación ante la muerte que había primado hasta entonces se transforma hacia un imaginario cultural que manifiesta el terror ante la pérdida de los placeres terrenales que representa el fin de la vida. La personificación de la muerte tiene el propósito de recordar a los hombres que los goces del mundo son perecederos y que, por lo tanto, hay que estar preparado para morir cristianamente. Paralelamente, en un conjunto de manifestaciones artísticas que se desarrollan entre los siglos XIV y XVII, prevalece una intención satírica al mostrar el poder implacable de la muerte, que, con independencia de la edad o posición social, actúa igualatoriamente.