Las biografías literarias no abundan. Borges y Cortázar han tenido la suerte de encontrar a sus biógrafos. En la lista de los recordados por este género con gesto canonizador hay que agregar ahora el nombre de Manuel Puig. Resulta digno de destacar, entonces, que en el caso del Río de la Plata sean aquellos escritores que han tratado de separar claramente sus propias relaciones entre vida y obra los que hayan obtenido documentaciones biográficas más modernas y sugerentes.