La literatura mexicana ha representado y ha construido la arquitectura de su historia y sus realidades haciéndose, al mismo tiempo, a su imagen y semejanza. Posee un atractivo que, a veces, paraliza. Es desmesurada, monumental, loca, delirante, razonada, perdida y descarriada para siempre. Sus autores más notables son intelectuales que aman los libros, las charlas, la noche, el universo. Por todo ello, enfrentarse a ella no es tan fácil como pudiera parecer puesto que es una literatura que muchas veces traga y devora como presas a sus críticos. No le ha ocurrido esto a María Coira ni a su libro, La serpiente y el nopal. Historia y ficción en la novelística de los 80. A primera vista podríamos decir que la magnífica literatura en la que Coira indaga bastaría para el atractivo del libro; sus páginas, en cambio, nos ofrecen algo más, y en una ecuación poco común dada por esa potente materia prima, la precisión y amabilidad de un lenguaje específico y un análisis exhaustivo, atento y luminoso, el libro de María Coira se convierte en un hallazgo.