Desde hace algunos años asistimos a la presencia de un discurso mediático estigmatizador y deshistorizado que asocia a los jóvenes con la muerte, al construirlos desde múltiples relatos como sujetos peligrosos que ponen la vida propia y ajena en riesgo. Con la pretensión de aportar una mirada que supere la óptica periodística, el presente análisis aborda las prácticas juveniles de riesgo a partir de dos hipótesis: la primera, que las prácticas juveniles donde la vida se pone en riesgo lejos de ser irracionales pueden ser comprendidas en el marco de unos jóvenes socializados en un tiempo de incertidumbre mundial y de vulnerabilidad regional. La segunda conjetura tiene que ver con la relación entre las prácticas juveniles de riesgo y lo que se llamará el daño: las heridas producidas por la dictadura y por 30 años de políticas neoliberales en la región.