El espectador emancipado presenta parte de la teoría de Jacques Rancière sobre el arte, reúne textos escritos entre 2004 y 2008 y ofrecidos como conferencias en distintas instituciones del mundo. Los cinco capítulos que lo componen tratan algún aspecto particular de su teoría. Rancière aquí, como en otros lugares, despliega su potencial reflexivo e inventivo, no sólo para oponerse a miradas hegemónicas o clásicas, sino también a las miradas críticas y estereotipadas. Ese intento por distanciarse de ambas, lo ubica en un lugar difícilmente clasificable, aunque cercano a otros pensadores de esta época centrados en reflexionar sobre la igualdad y la emancipación. El libro parece, en realidad, un salvataje —también reflejado en otras partes de su teoría más general— de la idea de que aún es posible seguir pensando el mundo críticamente, pero evitando caer en simplificaciones, falsas antinomias y supuestos falaces. Podría decirse que gran parte de su obra es un intento por debatir con este tipo de pensamiento y proponer, al mismo tiempo y lejos de cualquier abandono melancólico a una posición de desencanto postmoderno, algunas claves que conduzcan a una perforación del orden dominante.