In Spanish
El presente artículo trata de indagar en una cuestión poco investigada acerca de la personalidad de María Rosa Oliver: su compromiso político a la par de su compromiso estético. La coincidencia de su trayectoria con aquella recorrida por Victoria Ocampo permite contrastar las actividades de estas dos femmes de lettres, especialmente en lo que respecta a la profundidad de los ideales de Oliver frente a cierta banalidad de las expresiones políticas (y quizás también estéticas) de la directora de la revista Sur. El gran momento de tensión de la Guerra Fría que María Rosa Oliver presenció desde un lugar destacado de la agenda política, permite, también, considerar lo que sus intentos de producir un entendimiento entre los pueblos no pudieron lograr. El desmoronamiento de la URSS en 1991 produjo un cambio en el equilibrio internacional que María Rosa Oliver, desde su mentalidad utópica, no podría haber vislumbrado ni aceptado. La sensación que deja su accionar es, por ello, sumamente paradójica y quizás patética si se considera su figura de mujer de la periferia y minusválida luchando contra las fuerzas de Goliat.
In English
The present article pretends to focus on a question that has not been enough treated in the case of María Rosa Oliver´s personality; I mean: her political commitment that ran together with her aesthetical commitment. The coincidence of her itinerary with the one described by Victoria Ocampo allows to consider the activities of these two femmes de lettres in contrast, especially in what we can call the profundity of ideals by María Rosa Oliver, in front of certain banality in the questions of political considerations (but also may be in her aesthetical reasons) by the director of the Sur magazine. The great period of tension of the Cold War that has found María Rosa Oliver occupying an active and central place permits us to consider now how vain had been her purposes to produce some possibility of a people understanding. The crumbling down of the Soviet Union in 1991 has produced a change in the international balance which María Rosa Oliver, thanks to her utopic mind, would not have foreseen and nor less accepted. The feeling that her activities would leave to us is, therefore, are somehow paradoxical and also, may be, pathetical, if you consider her profile as a woman from the periphery of the world and as a minus-valid fighting against Goliath’s forces.