En 2003, Beatriz Sarlo llegó a Berlín para escribir una biografía de los jóvenes intelectuales argentinos de las décadas de 1960 y 1970. La lectura de “demasiadas autobiografias y testimonios” la convenció de que sus intereses se orientaban a “examinar críticamente” las condiciones teóricas, históricas y discursivas de aquellos textos de la primera persona. Así nació el proyecto de Tiempo pasado, su libro más reciente, en el cual Sarlo argumenta en torno de una tesis: no hay un privilegio epistemológico en los discursos de la primera persona.
Esta idea ya había sido puesto a funcionar por Sarlo en La pasión y la excepción, su libro anterior.