Si bien la educación adquiere una presencia relevante al momento de enunciarse en las diferentes agendas públicas, nos encontramos con que su valoración se relativiza - por diversos factores - cuando nos desplazamos del discurso a la práctica, del discurso a las políticas que administran las instituciones pedagógicas. La consideración del estatus de la docencia como profesión, la sistematización de la enseñanza en sus distintos niveles, la débil correspondencia entre los enfoques institucionales y los intereses de docentes y alumnos configuran problemáticas que no siempre encuentran respuestas apropiadas o entran siquiera en debate. El libro de Carolina Cuesta, Didáctica de la lengua y la literatura, políticas educativas y trabajo docente, propone primero volver a pensar el problema de la metodología de la enseñanza - su legitimidad – y volver a pensar también el marco teórico desde donde se producen los diseños didácticos. En segundo lugar, propone un enfoque, desde una perspectiva etnográfica, a partir del cual se pueda elaborar una agenda de trabajo que contemple el carácter profesional del docente y respete además la diversidad social, cultural y lingüística de nuestro territorio.