Escribir acerca de la experiencia del taller de danza Sentir el Pulso, disfrutar el ritmo, siempre me generó muchos pruritos. Sin embargo poner en palabra lo que sucede al bailar permite generar ideas nuevas para esas danzas y esxs cuerpxs. Al ir a ver obras también sucede. Esa práctica que es el diálogo sobre el hacer artístico también nos permite repensarnos como comunidad. Poder hablar sobre el ritual artístico y social. Retomo la idea central de estas reflexiones: el espacio de taller cruza una exploración diversa no sólo del mundo de la danza, sino también desde la ESI, la educación popular, la investigación corporal y expresiva para poner de manifiesto el goce de bailar, la búsqueda de lo singular expresivo junto a otrxs, permitiendo una grupalidad develadora que alimente una danza propia y colectiva. Entonces, ya sea como público, como intérprete, como educadora o como colega, ese intercambio que se producía con un otrx en forma presencial ha cambiado rotundamente en estos 4 meses de confinamiento. Las artes escénicas y la educación han tenido que tomar otros rumbos para continuar, ya sea por necesidad economica, por necesidad creativa y/o por necesidad de transitar de mejor manera esta pandemia.