Es posible concebir la escritura virtual como cuestionamiento crítico al culto de los fetiches de la instantaneidad, la inmediatez, la rapidez, la brevedad, la velocidad, todos asociados a las “conquistas” de una tecnología que altera y condensa el orden de los tiempos. Así como la lectura, la escritura obedecería, por su misma naturaleza, a un principio de lentitud, tal vez uno de los más temidos fantasmas que acosan al progreso tecnológico.