En un típico gesto de su apabullante locuacidad, Sarmiento sintetizó varias páginas de Cousin al decir que la guerra fue siempre la tela de la historia. El pragmatismo irrecusable del sanjuanino no sólo se justifica por su visión historicista; quizá como ninguno, comprendía que la de la lengua era una economía de la acción y que, en tanto tal, su carácter trascendental debía buscarse en su capacidad de transformar el mundo. Es decir, en su capacidad de hacer historia. Acaso no casualmente ese pragmatismo –y la concepción beligerante de la materia verbal que lo acompaña– sea uno de los nudos que atraviesan las sutiles reflexiones sobre los debates lingüísticos que nos ofrece Decir la lengua, resultado de una tesis doctoral realizada y defendida por Juan Ennis en el Instituto de Romanística de la Martín-Luther-Universität Halle-Wittenberg.