En un ejercicio ejemplar del cepillado a contrapelo de la historia al que convocara Benjamin, una de sus comentaristas más reputadas revisa, asociando dos nombres no habituados a encontrarse, lo que entiende una paradoja en dos tiempos. Así, “Hegel and Haití” propone un verdadero salto de tigre sobre el continuum de la historia, desde lo inexplorado de un tema en la actualidad al silencio del filósofo de Jena sobre los hechos contemporáneos en la isla del Caribe. La primera paradoja es bien conocida y fue ampliamente trabajada por Louis Sala-Molins (1987: 206-280): los mismos pensadores que proclamaban la libertad como el estado natural e inalienable del hombre podían aceptar como un hecho igualmente dado, parte del mundo tal cual es, la explotación de miles de esclavos coloniales (Buck-Morss 2000: 822).