Rousseau señala que el progreso sería inescindible del elemento tiránico en los asuntos públicos. Es decir, a diferencia de Kant (2007), que creía que el avance de la razón humana generaría la construcción de Estados libres definidos fundamentalmente por el hecho de constituirse como Estados republicanos-representativos, con una configuración jurídico-política no despótica del poder y que consagrarían garantías de respeto a los derechos individuales universales de todos los agentes éticos que componen el Estado (pp. 30-35), Rousseau veía que la configuración de la promesa moderna e ilustrada, en el ámbito de lo público, se orientaría más bien hacia la acumulación del poder y la intromisión de este en la intimidad de nuestros asuntos. Por otro lado, respecto a los negocios privados, el autor pronosticaba la corrupción de las prácticas morales, derivada del anterior fenómeno. Este trabajo trata te eso, de articular esta sospecha en la actualidad de nuestras relaciones éticas, políticas, jurídicas y sociales.