Según nuestras últimas investigaciones, las prácticas en educación física son tres: Las prácticas de enseñanza, las de investigación y las de gestión de políticas y programas. En ellas se plantean, en mi opinión, tres tipos de problemas sin establecer ningún orden jerárquico entre ellos.
Por un lado, para enseñar, investigar y gestionar es necesario definir un campo y la educación física esta atravesada por innumerables discursos y prácticas que dificultan la identificación precisa de sus contornos por lo que aparece una disciplina de compleja definición para este fin. Este problema, que llamaré teórico-epistemológico o de reflexión epistemológica, impacta fuertemente en las formas de pensar qué y cómo enseñar; qué y cómo investigar, qué y cómo gestionar en el campo. Es decir, de que manera tomar una posición política en cada práctica.
Por otro lado, consideraré un problema que llamaré práctico o de la práctica, producto de la poca o nula formación respecto de estos temas en las instituciones que gradúan nuestros profesionales. En efecto, nuestros profesorados no fueron concebidos para desarrollar estos temas y hoy se encuentran con la dificultad de no poder conformar equipos o encontrar sujetos dispuestos a recorrer este camino, debido a que las prácticas más antiguas y consolidadas son las de enseñanza, pero también las más naturalizadas, y pasa lo mismo con las de investigación y gestión.
Por último, encuentro un problema de legitimación en cuanto a la educación física ya que no hemos sido capaces aún de conformar una comunidad académica internacional que nos permita establecer un dialogo con las demás disciplinas científicas. De esta manera quedamos aferrados de los desarrollos particulares de cada país y a merced de disciplinas ya consolidadas, como la fisiología o la sociología para poder legitimar nuestros estudios e indagaciones.