El capitalismo-patriarcal es una sistema de producción y reproducción social basado en la creación de desigualdades. En las sociedades periféricas, dependientes, esas desigualdades se multiplican y exacerban. En particular, el proceso de desigualación social en la periferia se amplía por la conformación de formaciones sociales extractivistas. Lejos de ser un daño colateral, las desigualdades sociales, se articulan entre sí potencian los modos de dominación.
En ese proceso capital y el Estado (como forma política del mismo) operan para reproducir relaciones societales basadas en las destrucción e integración de la vida misma. Hablamos de una contradicción irresoluble que enfrenta la lógica de acumulación mercantil con la sostenibilidad de la vida (Pérez Orozco, 2014). Los términos del conflicto son claros: capital vs. vida.
Comprender la naturaleza de la desigualdad social en el capitalismo dependiente, supone analizar la dinámica que articula de forma interseccional las relaciones de clase, género y apropiación del territorio. En las décadas recientes, en el marco de estrategias neodesarrollistas, en la región suramericana esas desigualdades e intersecciones han operado de formas novedosas profundizando las modalidades de producción societal extractivista.
El siguiente trabajo intenta abordar la naturaleza de estas articulaciones. Primero, tratando de captar la especificidad del extractivismo en el capitalismo contemporáneo (neoextractivismo). En segundo lugar, abordando la constitución interseccional de las desigualdades en las formaciones sociales dependientes. Finalmente, descubriendo como el neodesarrollismo es una forma específica de producción/reproducción en el capitalismo-patriarcal contemporáneo y a la vez una modalidad particular de procesar las resistencias frente a las desigualdades múltiples que provoca.