Interpretamos estas experiencias de la nueva economía social en tanto trascienden las condiciones impuestas por el mercado laboral y generando prácticas que merecen tener continuidad para impulsar cambios duraderos en las relaciones entre los trabajadores, en el respeto por el medio ambiente y en la profundización de conocimientos específicos y generales de las actividades económicas. Ellas no son, entendemos, meros paliativos en medio de las crisis económicas.
La experiencia cooperativa ha inspirado y orienta las nuevas prácticas, pero se requiere de un acercamiento fructífero entre las formas cooperativas tradicionales y estas nuevas expresiones, por ejemplo a través de la formación de cadenas productivas por rubro de actividad. Sin embargo, originadas en momentos históricos diversos y con trayectorias disímiles en su desarrollo, estas expresiones difícilmente se reconocen en un mismo espacio socioeconómico.