A partir de la significativa difusión que, desde su aparición en 1884, Juvenilia tuvo en nuestro medio, se construyó una imagen de internado estudiantil reñido con la idea de libertad, cercano por el contrario a reclusiones religiosas o militares. El carácter severo, espartano o ascético que caracteriza esa visión, difícilmente lo conviertan hoy -como tampoco entonces- en una opción atractiva. Sin embargo, ya en el momento en el que Cané escribió aquella obra, los modelos de internado estudiantil inglés y norteamericano, ligados a la idea de campus, constituían alternativas bien diferenciadas de esos presupuestos. Dichos modelos continuarían su desarrollo hasta popularizarse en esta segunda mitad del siglo XX a través de innumerables films y series de televisión que tematizaron aspectos de su libertad individual, disfrute colectivo del tiempo libre y organización de competencias deportivas, hasta presentarlos como una opción más que atrayente, al menos teniendo en cuenta el interés despertado en el público juvenil.