El pasado 31 de mayo nos llegó la muy triste noticia del fallecimiento de Lía Schwartz (Corrientes, 1941- Nueva York, 2020). Genuinas muestras de dolor y pena se fueron sucediendo, casi sin mediación, al modo de obituarios, necrológicas y semblanzas, con hermosos textos de circulación masiva o institucional y también soportes audiovisuales que procuraron cifrar, con la calidez y admiración que su persona merecía, a quien fuera en vida ejemplar e incansable investigadora, docente dedicada y lectora infatigable.
Lo propio de Lía, su marca distintiva en un universo académico cada día más volcado a los particularismos, a los compartimentos estancos y a la jerarquización distorsiva de inéditos, fue la delicada labor de fina articulación de dos universos culturales que había aprendido a amar en sus años de formación en la Universidad de Buenos Aires: el de las antigüedades grecolatinas y el de los autores clásicos españoles de los siglos XVI y XVII.