Dar a conocer esta ecos, que constituyen aspiraciones de mejores condiciones para el trabajo, deseos compartidos dirigidos a la buena calidad de la tarea, es superar la imposibilidad, y pensar la salud, especialmente la salud en el trabajo, como un valor que circula, en cada sujeto y en la comunidad del trabajo. El bienestar físico, psíquico y social puede ser pensado, enunciado y compartido, perdiendo así su carácter de utopía, como el amor de Eco por Narciso, para convertirse en una construcción colectiva en la que es necesaria la participación de los actores involucrados.
Las representaciones del personal de las organizaciones de salud sobre su quehacer, parten del reconocimiento de fuentes del sufrimiento, las que, en un espacio de suspensión de la actividad destinado a reflexionar sobre la misma, se constituyen en motor para el análisis de la situación. La experiencia de una Jornada de Capacitación realizada en una organización de salud, se constituyó en la creación de un espacio de discusión. Este espacio permitió comprobar que la producción de pensamientos y formulación de juicios, por los cuales se puede representar colectivamente una situación de bienestar en el trabajo es posible de ser construída por los que prestan los servicios, atendiendo a sus propias condiciones de medio ambiente y trabajo.