El 2020 será un año que seguramente se recordará como el año de la pandemia de COVID-19, como el año de la cuarentena. Un año en el que las cosas no fueron como esperábamos, en el que debimos globalmente adaptarnos a vivir en un contexto nuevo, modificando parte de nuestra experiencia vital social. Desde nuestro punto de vista ha sido también el año de mayor despliegue histórico del Modelo Médico Hegemónico (Menéndez, 2005) y en el que las relaciones entre biomedicina, tecnología y sociedad han estado en primera plana de los medios masivos de comunicación y afectando nuestras sociedades y cuerpos como nunca antes. Vivimos aislamientos y distanciamientos sociales, cuarentenas más o menos restrictivas, idas y vueltas, reacciones, teorías conspirativas, diferentes regulaciones de nuestros cuerpos y de las formas de relacionarnos realizadas a escala planetaria frente a la amenaza de una enfermedad altamente contagiosa y con significativos niveles de morbi-mortalidad para ciertos grupos con los denominados factores de riesgo. En este contexto, desde un grupo de trabajo en Educación en Ciencias Naturales, Ambiental y en Salud, cuya praxis se centra en la Educación Popular Latinoamericana, entre las innumerables inquietudes y preguntas que surgen, orientamos nuestras reflexiones escritas en torno a: ¿Cómo se configura y distribuye el saber-poder sobre la salud en la actualidad? ¿Es posible construir alternativas? ¿Qué desafíos se presentan para la Educación en Salud?