Desde su inicio Vallejo y el dinero de Enrique Foffani nos lleva hacia un planteo que hunde sus raíces en el siglo XIX: el shock de los profundos y bruscos cambios que la época moderna provocó en la humanidad. Trauma que dejó impresa su huella en la literatura desde los simbolistas franceses hasta la Escuela de Frankfurt, pasando por todos los ismos del siglo XX. La introducción tiene un epígrafe tomado de una crónica de Vallejo de enero de 1927, en la que se menciona la inauguración en París del boulevard Haussmann y se consigna su costo total de mil doscientos millones de francos, la cita del peruano se complementa con otra de Walter Benjamin que alude a la figura del prefecto Haussmann (bajo Napoleón III), quien pasó a la historia no sólo como el reformador de la ciudad de París sino también como alguien que manipuló fondos del estado y favoreció la especulación financiera. A partir de esta “entrada” y siguiendo las huellas de Benjamin, Foffani recala en “El hombre de la multitud” para desplegar, hilo a hilo, la trama del misterio y las sutiles señales del dinero en el relato de Edgar Allan Poe. Como sabemos, el cuento será retomado luego por el flaneur baudelaireano y —en una virtuosa trenza literaria— vuelto a leer por Benjamin, quien percibe ese estado de alerta que se apodera del transeúnte en la abigarrada ciudad. En ese cuento magistral ya están in nuce los elementos primordiales de la modernidad, sobre todo porque también se evidencia la relación que interesa: “la de la subjetividad y el dinero en la escena moderna”.