En 1898 y durante la década siguiente, las posiciones argentinas frente a la Guerra Hispano-Americana y a los beligerantes de aquella guerra se desarrollaron paradojicamente a nivel ideológico y político. Mientras que la identificación argentina con la cultura Española crecía, las relaciones comerciales, diplomáticas y políticas argentinas con España disminuían. Durante los mismos años, las relaciones argentinas-norteamericanas en esas mismas ramas crecieron rapidamente. Inmediatamente después de la guerra esa paradoja de un comercio fuerte con los Estados Unidos y relaciones culturales con España en crecimiento caracterizaba la política exterior argentina