En la Argentina, lugar de residencia de casi 2 millones de italianos en los años 206, el movimiento antifascista nativo recién adquirirá envergadura como movimiento de opinión, a mediados de los años 30. Cuando lo haga, no lo hará a partir de la resistencia antifascista de los italianos en Argentina, que en gran medida permanecía sectarizada7, sino bajo coordenadas que intentarán coligar los ideales universales antifascistas con la oposición a los regímenes locales.