Pierre-Yves Lacour, historiador de las ciencias y “maître de conférences“ de la Universidad Paul-Valéry (Laboratorio CRISES, Montpellier) inicia este gran libro reflexionando sobre la cesura entre la ciencia y la política, entre la naturaleza y la sociedad, situándola -“geográficamente“- en la cultura occidental e, históricamente, en la época moderna. La revolución francesa, lejos de suprimir esos dos polos, al mismo tiempo que politizó la naturaleza, soñó con naturalizar la sociedad (p.7-8). El Muséum Nacional de Historia Natural de París, sus colecciones, sus profesores y sus espacios – el tema de este libro- encarnan, por un lado, la ilusión sensualista de las teorías de Condillac – para la cual el contacto directo con la Naturaleza llevaría a la regeneración nacional y al perfeccionamiento moral de sus ciudadanos; por otro, el papel otorgado a la historia natural: doblegar el mundo a la voluntad de los hombres.