Hay un mundo que perece: el de la oligarquía burguesa y capitalista y un mundo que nace, en cuyo comando están presentes los trabajadores.
En la dialéctica de sus clases sociales, el aporte de la sociología muestra la necesidad, puesto que están constituyéndose en clase dirigente, de crear una “élite” del proletariado, animada por una mística heroica, al decir de Sorel, donde gobiernen los mejores, que al eliminar la ideología burguesa y la ubicación del mercader en la dirección de los pueblos, restaure los valores permanentes de Occidente en las ciencias, las artes y la dignidad humana.
Con la violencia y el ritmo de los grandes cataclismos históricosociales, se agita y convulsiona el mundo contemporáneo. Necesaria y saludablemente agoniza la preeminencia de una ideología: la ideología burguesa y desaparece la clase que la imponía y capitaneaba, la oligarquía capitalista.