Como expresión de eterno e inquietante problema para el hombre, se han sucedido las interpretaciones de la historia a través de los siglos, con marcadas diferencias en algunos casos y sorprendentes similitudes en otros. Una enorme distancia—no sólo cronológica— mediaba entre aquellos lejanos relatos de “crónicas de reinados”, listas reales, memorias (en los cuales subyacen bien visibles los elementos religiosos, épicos y cronológicos que eran al fin y al cabo una “interpretación teocrática”, y los intentos del siglo XVII, hacia una filosofía de la historia, una biografía comprensiva y una historia erudita.