La política regional en la Unión Europea es una preocupación relativamente reciente, ya que al suscribirse el Tratado de Roma no fue prevista de modo explícito porque en aquel momento se consideró que el libre funcionamiento del mercado sería capaz de corregir los desequilibrios regionales. Si bien en el preámbulo del Tratado de Roma se destaca la necesidad de “reforzar las economías y asegurar el desarrollo armónico reduciendo la diferencia entre las distintas regiones y el retraso de las menos favorecidas”, al mismo tiempo que se prevé la creación del Banco Europeo de Inversiones para facilitar la financiación de proyectos, no se puso en práctica una política regional para llevar adelante esos objetivos.