La Cuestión de Malvinas es considerada uno de los ejes claves de la Política Exterior argentina. Y si bien suele asociarse solo a “la guerra”, “la cuestión” abarca al conflicto bélico con Reino Unido de 1982, los reclamos de soberanía previos y posteriores a la guerra, sus causas, sus resultados, las políticas públicas del Estado Argentino en relación a ella, sus acciones y actores a lo largo de la historia (Berman, 2018).
El hito bélico, decisión del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, rompió con una larga tradición de reclamos diplomáticos, que sentaban un precedente más que interesante en la resolución de conflictos territoriales por parte del país; y al mismo tiempo inició, con colaboración de los medios masivos de comunicación, el proceso de desmalvinización. Esto generó y arraigó, en la sociedad argentina, un largo y penoso olvido de múltiples hechos y actores, que los estudios históricos sobre la memoria, el revisionismo histórico, junto con la vuelta a la democracia, la reivindicación de los Derechos Humanos, y el avance del feminismo en Argentina, permitieron la progresivamente recuperar.
Los hechos mencionados son posibles de observar con gafas violetas, ya que el olvido o reconocimiento sobre ciertos accionares alrededor de las reivindicaciones de soberanía en el Atlántico Sur no son ajenos a sesgos sexogenéricos.
En el presente trabajo buscaremos comprender bajo qué parámetros se dan los reconocimientos por las acciones de reivindicación soberana en Malvinas desde los actores de dos momentos históricos: la Política de las Comunicaciones y la Guerra de Malvinas, a partir de preguntarnos sobre el rol de las mujeres y LGTBI+.
Además, intentaremos responder cómo eso influyó o no en su construcción histórica y las acciones que al respecto ha asumido el Estado.