Después de Caseros, con el propósito de actualizar y difundir la enseñanza en todo el ámbito provincial, Buenos Aires inició el estudio de su sistema educativo llegando a operar una reforma a fondo del mismo. El 16 de octubre de 1854 se promulgó la ley de municipalidades la que creaba en su capítulo 39, artículo 33, una Comisión de educación. Correspondía a esta Comisión lo concerniente a la ilustración intelectual y moral de ambos sexos, quedando a su cuidado las escuelas de primeras letras, las de artes y oficios, los asilos y las obras de beneficencia. Contra este débil intento de centralización de la dirección educativa, fue creado al poco tiempo, el 23 de febrero de 1855, el Consejo de instrucción pública. Tendría a su cargo la dirección de la enseñanza primaria y los estudios universitarios, siendo su presidente el Rector de la Universidad. La existencia de dos autoridades dejaba planteado un conflicto jurisdiccional que se mantendría por espacio de veinte años.