Suele lamentarse que carezcamos de libros que estabilicen, sino de una vez y para siempre, por un buen rato, la lectura sobre algún acontecimiento o período fundamental de nuestra historia. Es casi un acto reflejo y no hay quien no se deje dominar por él, aunque sea por un instante. Respecto del Cordobazo se podría decir que falta tal libro. Lo escribía Daniel James en Resistencia e Integración – “no existe un libro definitivo sobre los acontecimientos de Córdoba”- y, por más que desde 1990, año de su edición en castellano, se hayan realizado valiosas aproximaciones, la impresión podría seguir siendo la misma. Lo particular con el Cordobazo es que, aun con esa ausencia –o en paralelo a ella-, se trata de un acontecimiento muy transitado por una franja relevante de nuestra sociedad. Todo joven que se suma a la militancia de izquierda o nacional popular bebe de sus aguas, dado el lugar relevante que tiene en la narración en la que se inscribe. Pero su presencia excede a estas militancias, porque mientras el pasado reciente, incluso el siglo XX a partir de 1945, se ha vuelto un territorio de disensos, el Cordobazo se ubica más allá de ellos, por fuera de pasiones encontradas. Sobre ese relativo vacío interviene la revista Estudios de la Universidad Nacional de Córdoba, con su número 4 correspondiente al segundo semestre de 1994.