En diciembre de 1930 el voto de la Asamblea de Profesores, manifestado de manera que importaba un claro reconocimiento de sus excepcionales valores como profesor, investigador y publicista, llevó a Ricardo Levene a ocupar la presidencia de la Universidad de La Plata, desde la que habría de continuar y expandir la obra fecunda de renovación de la enseñanza superior universitaria, que había iniciado en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.