Dentro del marco de la ciencia histórica han surgido, desde hace tiempo, un buen número de historias especiales, destinadas cada una de ellas a explorar los fenómenos económicos, sociales, jurídicos, religiosos, lingüísticos, etc, de la vida pretérita del hombre. Una vez que el historiador advirtió que, además de los actos guerreros o políticos, existían otros, de distinta naturaleza, pero de pareja o superior importancia, parcializó los estudios históricos, para poder comprender cabalmente la vida del hombre en el pasado. De esta manera, alejado definitivamente de la mera reconstrucción de guerras y vicisitudes políticas, el historiador moderno ha descubierto un amplio y desconocido campo de acción, hallando respuesta adecuada en él a múltiples interrogantes que una estrecha visión de la historia, sujeta al individuo, al hecho aislado -generalmente guerrero o político- venía ofreciéndole.
Es que. como bien sostiene Marrou "para el historiador moderno el hombre no es solo un animal político"; por ello, porque es preciso atender a toda su inmensa complejidad, el historiador se ha visto enfrentado al apasionante y acuciante problema de analizarlo en sus ideas, en sus acciones, en sus esfuerzos, en su vida familiar, social, política, económica, religiosa, jurídica, etc. La respuesta adecuada consistió en la aparición de las historias especiales, que sin desentenderse de todos y cada uno de aquellos aspectos, vinieron a profundizar el estudio de uno o algunos de ellos, para concurrir luego con su resultado al enriquecimiento de la historia de la civilización, de la historia del hombre en sociedad.