Entender cómo se construye (lo material) y se representa (lo simbólico) una ciudad implica adentrarnos en lecturas que logren condensar ambas miradas. Y, sobre todo, si hablamos de una ciudad que está atravesando un proceso de transición y cambios como Berlín en el año 1900; las lecturas deben ayudarnos a captar su emergencia constitutiva.
El interrogante no pasa sólo por ver la ciudad como un agente externo y desde afuera, sino también de poder sentir, vivir y habitar la ciudad desde sus protagonistas. Y es allí donde la obra de Fritzsche nos abre nuevos caminos y recorridos para conocer a la ciudad de Berlín. Hablamos de una Berlín que rompe con la idea de postal estática e inmutable para dar lugar a una ciudad moderna, dinámica y siempre en movimiento. El trabajo de Fritzsche nos invita y permite ingresar en esa efervescencia y turbulencia que transmite y transgrede la ciudad moderna. Esta gran máquina urbana viene a tambalear estructuras tradicionales, a fusionar elementos y a proponer nuevos escenarios. El autor logra de manera brillante adentrarnos al pasaje de una tranquila capital del imperio a una ciudad industrial dinámica y transformadora. Como sostiene Luis Romero, Peter Fritzsche ha escrito un fascinante estudio sobre los años anteriores a Weimar y el nazismo, que combina la dimensión urbana con la textual y explora, de manera original, las interrelaciones entre una sociedad popular en proceso de cambio y la construcción de su imaginario a través de la prensa.