A fines del orden colonial Buenos Aires era una de las ciudades con mayor número de pulperías en América Española. A poco de producida la revolución, la capital del virreinato del Río de la Plata tenía algo más de 400 de ellas. Uno de los aspectos menos conocidos de aquellas pulperías porteñas es su funcionamiento como empresas. No faltan sin duda referencias a este tema, pero, salvo el aporte relativamente reciente de Jay Kinsbrunner, que por otra parte no se centra exclusivamente en la pulpería portena, conocemos poco acerca del monto y el origen del capital necesario para explotar una pulpería en la Buenos Aires colonial y del período independiente, nada sabemos de las normas operativas que regían su funcionamiento interno, su rentabilidad y su rol en la asignación de crédito entre las capas medias y bajas de la sociedad urbana, que aportaban el grueso de su clientela. Este trabajo se propone precisamente indagar en todas esas cuestiones. Para ello nos hemos basado en la rica información aportada por numerosos testamentos y sucesiones de pulperos porteños.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)