Las tensiones entre EEUU y China en los últimos años, incrementadas durante los meses de la pandemia del COVID-19, han llevado a muchos analistas y periodistas a hablar de una “Nueva Guerra Fría”, una repetición similar de la disputa hegemónica entre los EE.UU. y la Unión Soviética que duró casi medio siglo. El origen y responsabilidad por la pandemia, el status sobre Hong Kong, los límites en el Mar del Sur de China, la expansión de la firma tecnológica Huawei y el cierre de consulados tensaron aún más cuerda entre las potencias en la primera mitad del 2020. La tregua alcanzada a finales del 2019 y materializada en el “Acuerdo Fase 1” firmado en enero, se terminó ante la magnitud de la crisis sistémica. Sin embargo, las diferencias con aquel contexto histórico son mayúsculas, haciendo poco atractiva la comparación -y confusa, lo que es peor- con aquella categoría.
En este breve artículo, se puntualizarán cinco aspectos que diferencian este contexto de aquel otro, a saber: a) disputa intracapitalista; b) fuerte interdependencia c) su volatilidad; d) la imprecisión temporal; e) el carácter entrópico del mundo.