A pesar de que desde los días de la campaña electoral (segunda mitad de 2019) era previsible que Alberto Fernández se distanciaría de Macri en su relación con la Casa Blanca, era claro que “el giro” no iba a ser “tan” automático como lo fue para Macri en diciembre de 2015. Pesaba la deuda de 57.000 millones de dólares contraída con el FMI y frente a la cual EE.UU. es clave en el proceso de renegociación. La propia plataforma electoral del Frente de Todos (FT) reconocía esta condicionalidad al expresar que tal endeudamiento externo situaría a la política exterior ante un sistema de poderes e intereses concentrados que intentarían restar autonomía y grados de libertad a las decisiones soberanas (Frente de Todos, 2019).
Además, pensando en el presente, la pandemia sin precedentes que asola al mundo ha trastocado toda posibilidad de previsión. Dado este marco, en las líneas que siguen repasaremos algunos elementos que configuran el entorno estratégico en el que transcurrieron los primeros meses del gobierno de Alberto Fernández. Ante la incertidumbre generalizada, dichos elementos constituyen una serie de referentes empíricos menos expuestos a la perplejidad del escenario y que el gobierno del FT tuvo que contemplar.