Harto conocida es la sucesión de hechos, desencadenada a partir del 3 de abril, cuando el gobierno de Hong Kong presentó un proyecto en el Consejo Legislativo, el cual permitiría a las autoridades judiciales, tras revisar cada caso particular, extraditar sospechosos criminales a jurisdicciones con las que no posee acuerdos formales en dicha materia. Las resistencias a la medida se acrecentarían hasta culminar en la primera gran movilización del 9 de junio. Las manifestaciones de protesta y su creciente degeneración en violentos enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, instalaron definitivamente en la prensa local e internacional las preocupaciones de los manifestantes. A su vez, pusieron en aviso a Beijing, obligándolo a concentrar fuerzas en la vecina provincia de Guandong a mediados de agosto. Atención que también debió dirigir más allá de sus fronteras, ante el temor de intervención de fuerzas extranjeras.