Dentro del diseño de la política exterior rusa, América Latina y el Caribe se presentan como una región secundaria y periférica, aunque relevante para medir su grado de influencia global. Por ejemplo, dentro del apartado sobre ‘Prioridades Regionales de Política Exterior’ del último documento Concepto de Política Exterior (2016), ocupa el anteúltimo puesto seguido solamente por el continente africano. En dicho documento se destaca el papel creciente de la región en los asuntos globales, la importancia de fortalecer los vínculos bilaterales y multilaterales con el espectro entero de las organizaciones regionales. La distancia geográfica, los limitados vínculos comerciales y percepción rusa sobre la hegemonía hemisférica de los EE.UU. se presentan como los principales obstáculos. De todos modos, a pesar del lugar poco destacado en su agenda, Rusia todavía es uno de los principales actores extra regionales en América Latina tanto por sus vínculos heredados del legado soviético como por el activismo desarrollado en la era Putin.