Resulta al menos intrigante el fenómeno que representa la producción del programa Televisión por la Identidad en la Argentina. En el marco de una trama social donde es posible encontrar movimientos reivindicatorios del accionar de la última dictadura militar y manifestaciones que repudian los juicios a los militares que allí participaron, la aparición de un programa televisivo que establece un relato sobre la apropiación ilegal de hijos de desaparecidos, debería ser pensado a priori como un detonante para la reacción de estos grupos contra la citada producción.
Sin embargo la protesta no fue registrada, las puertas del canal televisivo no fueron visitadas por Cecilia Pando ni por ningún homónimo que se ocupe de reivindicar la denominada “guerra” llevada adelante por la dictadura. Esta situación suscita una serie de interrogantes: ¿Por qué los grupos que defienden a Etchecolatz no reaccionaron frente a un programa de circulación masiva que podría establecerse como “habilitante social” para llevar a cabo los juzgamientos aún pendientes? ¿Por qué Televisión por la identidad no se vio en medio de un debate que cuestionase su difusión? La propuesta de este trabajo será interpelar ciertas gramáticas de producción del programa desde diferentes categorías teóricas. La búsqueda intenta llegar a unas posibles reflexiones que permitan entender por qué “Televisión por la identidad” consiguió llegar a un público más amplio del que habitualmente participa en las discusiones sobre las memorias de la dictadura en la Argentina, y por qué en apariencia esta inserción se dio con un aparente consenso. Por otra parte, la búsqueda apunta a reflexionar desde este caso sobre las potencialidades y conflictividades que rodean a los campos de la memoria y la subjetividad.