Me siento tentado a afirmar que mi tesis no hubiera sido posible desde un enfoque o punto de vista que no fuera, por decirlo así, constructivista; cuando menos no hubiera sido posible sin las hipótesis, preguntas y proposiciones cardinales de la problemática levantada por el constructivismo. Y esto, al fin, constituye una tesis fundante de mi tesis.
En efecto, una investigación preocupada por la relación entre los discursos, por definición sociales, y las prácticas, tanto individuales como sociales, en el contexto/texto de una tarea profesional en una sociedad y en una cultura dadas, difícilmente pueda siquiera pensarse en el marco de una perspectiva enmarcada en el asociacionismo o el empirismo.
Tanto más en una disciplina a la cual parece haberle tocado en suerte, en el reparto de las tareas sociales encargadas por la cultura, interesarse por lo “más” dado e “incuestionablemente real” en el hombre, es decir, su cuerpo y la inherente capacidad de éste de moverse.
En este punto, la particularidad disciplinar probablemente plantee algunas hipótesis, preguntas y proposiciones al propio constructivismo (cuando menos, si no al constructivismo teórico, al constructivismo discursivo1 que es el que más me interesa), que también pueden plantearse desde otros lugares, lo cual ofrece a la vez cierto resguardo al rigor de mi pensamiento, protegiéndolo al menos de una presuposición de delirio o de revelación de verdad (lo cual sería un delirio; la verdad no se revela, se construye)