En El pasado (2003) de Alan Pauls, el personaje del pintor Riltse tiene un papel fundamental, porque funciona como el sostén de la construcción de una puesta en abismo que escenifica y hace explícita la poética del relato. El lenguaje y los temas relacionados con el cuerpo y la enfermedad, que son parte de la obra de Pauls desde sus comienzos aunque con más insistencia desde Wasabi (1994), traban aquí una relación con la historia contada mediante la “biografía” del pintor Riltse y la historia de su “Sick Art”. Si en Wasabi la enfermedad era el núcleo que abría la posibilidad para hacer literatura o arte con la propia vida, en El pasado la enfermedad es ya, directamente y desde el principio, narración y arte.