Beatriz Catani propone una obra donde el tiempo, el espacio y el conflicto dramático entran en crisis. Ahora bien, ¿es una apuesta riesgosa o una experiencia estética que ante tanto caos escénico no justifica sus tres horas de duración y su estructura dramática? ¿Habla de una producción posmoderna o es sólo una experimentación para una élite de entendidos en la materia? En todo caso, Finales es una invitación para zambullirse dentro del campo teatral contemporáneo, múltiple y heterogéneo, donde quizás el principal atractivo consista en repensar los giros semánticos, los modos de comunicación y la producción de sentido que atraviesan la relación del artista con el público y la obra con los cambios de percepción culturales, estéticos y políticos de las últimas décadas.