La profesión de psicólogo se encuentra aún debatiéndose por lograr su definición, un claro status de ejercicio y una aceptación delimitante dentro del quehacer comunitario. Para algunos, el campo de actividad psicológica está de hecho y por definición abierto enteramente a este profesional, lo cual si bien puede ser teóricamente aceptable en parte, no lo es por cierto en la realidad pragmática de nuestro medio. Para otros, la psicología se encuentra aún en los lindes de la especulación filosófica y quien quiere ejercerla no debe pasar de un piano didáctico o instructivo, o a lo sumo, participar en una mejor formación humanista actual del individuo.