El libro de Ernesto Bohoslavsky ofrece un análisis de las representaciones sobre la nación, el territorio y la cultura efectuadas por grupos conservadores y de extrema-derecha de la Argentina y Chile entre las década de 1870 y 1950, con específica referencia al modo en que concebían la inscripción de la Patagonia y la Araucanía en la construcción de relatos conspirativos claves en la producción y recepción de sus ideologías nacionalistas. En ambos casos el reconocimiento de una permanente amenaza de desagregación y usurpación de esos territorios debido a la intervención de grupos foráneos o internos tenidos como expresivos de una alteridad radical (“chilenos”, “argentinos”, “nazis”, “judíos”, “bolcheviques”, “anarquistas”, “peruanos”, “masones”, “bandoleros”, etc.) constituyó un eje decisivo en la configuración de la cohesión interna de esos grupos y en la definición de un discurso público que interpelaba a sus compatriotas en pos de la defensa de la nación.