Hace más de veinticinco años que la historia oral me acompaña en mis investigaciones, en mis clases y en mi vinculación con la sociedad. Desde mis últimos trabajos monográficos en la carrera de Historia en la Universidad de Buenos Aires hasta la fecha, la aproximación a mis objetos de estudio (en realidad, más que objetos, lo correcto sería decir, seres humanos en permanente conflicto social) se dio a través de esta valiosa herramienta en mi proceso de formación como historiador. La historia oral se ha convertido en uno de los principales instrumentos a tener en cuenta, en particular para aquellos que nos dedicamos a la historia del tiempo presente. Se intenta registrar un momento singular de lo humano y lo social en el que se explique toda su dimensión y complejidad. Las reflexiones que realizo en este breve ensayo refieren a dos momentos en mi vida como historiador: la primera como estudioso de la clase obrera latinoamericana, y la segunda como colaborador en una investigación sobre el genocidio armenio perpetrado por Turquía a principios del siglo pasado.