Eliseo Verón ha sido -por lejos- el autor más influyente en los estudios de la comunicación en nuestro país, y está en el podio de los más importantes de América Latina. No solo se le debe un aporte pionero (introdujo en el universo académico argentino la problematización sobre la comunicación a principios de la década de 1960) sino que le dio estatuto de estudio científico social, con el máximo de seriedad metodológica y un carácter transdisciplinar que mantuvo a lo largo de toda su trayectoria. Invocar la creación de cátedras, de carreras, de espacios de investigación, de publicaciones, entre tantas otras cosas, sería quedarnos -para usar su propia terminología- con un Verón en producción. Su obra es frondosa, se cuenta en decenas de libros y en más de un centenar de trabajos académicos publicados, pero también es tan heterogénea, que excedió incluso lo académico…
Recordemos que Verón no solo fue profesor regular en universidades argentinas y francesas e investigador en Conicet, en el Instituto Di Tella de Buenos Aires, y en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales y Humanas de París, sino que también asesoró en comunicación política a candidatos y gobernantes en Francia y en Argentina, desarrolló estrategias comunicacionales para instituciones estatales y no gubernamentales así como para empresas del más alto nivel. Incluso fue panelista de Gran Hermano y columnista del diario Perfil. La variedad de espacios y actividades que abarcó hacen honor, a la vez, al detalle de sus obsesiones, a las que transformó en vectores de trabajos de investigación, siempre aportando una mirada que recolocaba la atención y una palabra que se desentendía de los lugares comunes, de lo esperado. Como socio-semiótico o como semio-antropólogo, sostuvo alguna vez que era posible interpretar el mundo social en un envase de yogurt. Y en ese estricto sentido, Verón defendió ejemplarmente su idea de que para comprender la sociedad no hay objetos triviales.
A su obra registrada oficialmente, ahora también comienza a sumarse un material de enorme interés, surgido de los papeles personales de su labor cotidiana. Gracias al ordenamiento y puesta en valor en un archivo digital de acceso público, será posible conocer documentos hasta ahora poco o nada conocidos: desde notas de la escucha de conferencias y de cursos tomados en su juventud, hasta sus informes de investigación, borradores de conferencias, programas de cursos dictados, y sus proyectos editoriales inéditos.
Pero decíamos que no solo debemos atender a su obra en producción: para comprender la magnitud de su influencia y su alcance es imprescindible prestar atención, también, a las lecturas que se han hecho y se siguen haciendo de la obra veroniana, así como a las adopciones variadas de su enfoque teórico-metodológico, a las apropiaciones de sus desarrollos, a los debates que se iniciaron y prosiguen alrededor de sus planteos y de su polémica -a veces provocadora- figura de académico con gran prestigio en el mundo de los estudios no académicos. Dicho en sus propios términos, el efecto Verón solo se puede registrar en reconocimiento.
De alguna manera, el presente dossier avanza sobre ambas instancias.