En el Brasil son conocidos los Proscópidos (y asimismo ciertos Fásmidos) por las designaciones de Chico magro (Pancho flaco), Mané magro, María mole (María floja), gafanholo de marmeleiro (langosta de membrillo), gafanholo de jurema en casi todo el norte del Brasil. En Goiás el doctor Othon Leonardos ha oído llamarlos cávalos de judeu (caballos de judío). En la Argentina, según referencias que tengo se los designa como Bicho palito, Bicho de palo. Constituyen los Proscópidos una familia esencialmente sudamericana de Locustoideos, a excepción de una especie de América Central (Costa Rica y Panamá), la Proscopia septentrionalis (Bruner) y de otras tres de la pequeña isla de Bonaire (Anchotatus Chapmani, A. pugnax y Cephalocoema Chapmarú, descriptas en la presente monografía). Se reconocen desde luego por su cuerpo alargado, su aspecto de ramita seca y su cabeza cónica, siempre más ancha en la base que en la región ocular, prolongada más allá de los ojos, formando un rostro o fastigio más o menos largo, puntiagudo o ensanchado hacia la extremidad distal, y por sus fémures posteriores poco dilatados, mal adaptados al salto. Sólo Omura congrua Walk y Algete Brunneri Bol. (lám. I, figs. 1 y 2) tienen un aspecto semejante al de los Proscópidos, presentando igualmente un fastigio largo, cónico y horizontal. Viven estos insectos en florestas, en bosques y también en regiones áridas. Los Proscópidos de los grupos Cephalocoema (Cephaloeoema- Tetanorhynchus-Corynorhynckus) y Proscopia (Proscopia-Apioscelis-Hybusa- Epigrypa), viven sobre todo en regiones boscosas y matorrales; en cambio, los del grupo Prosarthria (Anchocoema-Astroma-Anchotatus) y Stiphra, se adaptaron a las regiones xerófilas y semiáridas. Estos tres primeros géneros, como me comunica el profesor doctor Max Birabén, en regiones desérticas de la Argentina, y Stiphra dominando la fauna del nordeste del Brasil, donde se los conoce como langosta de jurema, que es una especie de espinillo.