A la pregunta de las palabras, el poeta García Montero (Granada, 1958) responde lo que el lector "cómplice" ya había adivinado: la casa de las palabras es el hombre. Y Laura Scarano (Mar del Plata, 1959), a su vez la apasionada estudiosa de esta larga respuesta que se abre con Tristia (1979) y llega -a la fecha- hasta La intimidad de la serpiente (2003), recoge el guante del autor y continúa: las palabras tienen su domicilio en la poesía de Luis García Montero.