Poco puede sorprender al lector encontrarse en la actualidad con un título que invoque la memoria colectiva. De un tiempo a esta parte, hemos asistido a una suerte de explosión o auge –como objeto de investigación de diferentes disciplinas, como materia sujeta a debates públicos o mediáticos, como fondo de diversas elaboraciones artísticas– de la memoria. En este contexto es necesario destacar que el libro de Ana Luengo constituye un ejercicio crítico, en tanto y en cuanto somete una particular manifestación de este fenómeno a una mirada analítica lúcida, consciente de que “ningún discurso sobre el pasado es enteramente inocente” (p. 274).